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El asesinato de Jovenel Moïse y la permanente crisis política en Haití

 

17 de julio de 2021

El pasado 1 de enero se cumplió el 217 aniversario de la independencia de Haití, país que comparte el territorio de la Isla de la Española con la República Dominicana. Haití abarca una extensión territorial 27,750 Kms. cuadrados, lo que equivale a una tercera parte de la superficie total de La Española. Si lo comparamos con Puerto Rico, Haití es, básicamente, tres veces el tamaño de nuestro país.

Su independencia fue declarada el 1 de enero de 1804 luego de una guerra contra Francia, que se extendió desde 1793, teniendo el honor de ser la segunda república establecida en el Hemisferio Americano, solo precedida por Estados Unidos de América y la primera latinoamericana. Haití es además, la primera nación en todo el Hemisferio americano donde los esclavos lograron abolir el sistema esclavista por acción propia y revolucionaria. Fue también Haití el lugar donde, previo a su derrota definitiva en el continente europeo, fue vencido el ejercito napoleónico.

El 22 de agosto de 1791, siguiendo el modelo de la Revolución Francesa, inspirado por un esclavo y sacerdote vudú de origen jamaiquino de nombre Boukman, se inicia en la parroquia de Acul el grito de libertad que lleva al desarrollo de la lucha armada.

Tras diferentes luchas internas, que enfrentaron en la isla de la Española a haitianos, españoles e ingleses, el 29 de enero de 1802 desembarca en Haití una fuerza expedicionaria francesa transportada en 50 embarcaciones, compuesta por 22 mil soldados y 20 mil marineros a cargo del General Charles Lecler, cuñado de Napoleón Bonaparte. Leclerc retoma el control del territorio restableciendo a partir del 20 de mayo de 1802 la esclavitud en Haití.

Tras su derrota el 18 de noviembre de 1803,  luego de perder la vida 5 de cada 6 soldados enviados a Haití, Francia decide abandonar el  29 de noviembre el territorio haitiano. Jean Jaques Dessalines pasará a ser el primer gobernante de la nueva república proclamándose “gobernador general vitalicio” y luego, nueve meses después, emperador como Jaques I.

El resultado del estado de devastación en que quedó el país, incluyó la destrucción de su principal industria, la explotación de la caña de azúcar y con ella de su comercio internacional.

Haití sigue siendo hoy uno de los países más pobres del mundo, con bajos índices de educación con un 85% de analfabetismo; salud; expectativa de vida. Con una población estimada en más de 11.3 millones, de los cuales el 90% vive en condiciones de pobreza, la mayor parte sobrevive con un ingreso diario equivalente a $1.00 o menos. Es el país con la renta per cápita mas baja en las Américas y el país más pobre a nivel hemisférico. Conforme al Índice de Desarrollo de las Naciones Unidas, Haití tiene la posición número 145 en pobreza, donde según los datos, el 50% de su población vive en pobreza extrema. Datos provenientes de UNICEF indican que 1.5 millones de niños/as requieren asistencia humanitaria de manera urgente.

La destrucción de su medio ambiente,  donde la desforestación del país ha ocasionado que su suelo montañoso y sus llanuras sean hoy tierras estériles; la violencia; la falta de oportunidades de empleo; la destrucción de su estructura productiva; el narcotráfico; la falta de gobernabilidad y la corrupción gubernamental; hacen de Haití un país con serias deficiencias de viabilidad. De hecho, la situación haitiana vino a empeorar como resultado del terremoto acaecido el 12 de enero de 2010, que cobró la vida de más de 300 mil personas, 350 mil heridos y 1.5 millones de damnificados. A este desastre natural se suma, además, la destrucción de la infraestructura urbana del país y del transporte; las consecuencias de constantes impactos de huracanes; y las graves inundaciones ocasionadas por fuertes lluvias que han desolado importantes áreas geográficas. Para el año 2020, según datos del Banco Mundial, la economía había decrecido en 3.8%.

El 7 de julio de 2021, a eso de la 1:00 a.m. fue asesinado el entonces presidente de Haití, Jovenel Moïse. Nacido en el seno de una familia modesta donde su madre era costurera y su padre se ganaba la vida en labores agrícolas y como mecánico, Moïse ganó acceso a estudios universitarios. Con un pequeño capital, estableció un negocio dedicado a la producción de guineos en un predio de aproximadamente 25 cuerdas de terreno. Desde este esfuerzo comercial fue escalando en distintos negocios llegando a ocupar la posición de Secretario General de la Cámara de Comercio e Industria de su país y principal ejecutivo de la firma Agritrans, una compañía de producción y exportación de guineos.

En el año 2015 Moïse fue nominado por el presidente renunciante Michel Martelly  como candidato a la presidencia del país por el Partido Haitiano Tèt Kale (PHTK). En las elecciones efectuadas el 15 de octubre de 2015 donde participó el 21% de los electores, Moïse recibió el 6% de los votos, aunque calificó para una segunda vuelta, la cual fue pospuesta en dos ocasiones. Tal determinación provocó grandes protestas sociales por considerarse que las elecciones y su resultado eran fraudulentas. Tras un vacío de poder, el 27 de noviembre de 2016 funcionarios electorales declararon ganador de las nuevas elecciones a Moïse.

De acuerdo con la normativa legal haitiana, el término presidencial es de cinco años. Para algunos sectores políticos en Haití nuevas elecciones deberían haber sido convocadas para octubre de 2021. Para sectores de la oposición, el mandato de Moïse expiraba el 7 de febrero de 2021, es decir, cinco años después de la dimisión de Martelly, mientras para Moïse, tal cálculo no era correcto pues alegaba habiendo comenzado su término el 7 de febrero de 2017,  su mandato corría hasta el año 2022. La posición de Moïse fue respaldada por los Estados Unidos, la ONU y la OEA.

Durante su gobierno, Moïse suspendió por dos años las elecciones parlamentarias. En enero de 2020 disolvió el parlamento, más adelante atacó la Cámara de Cuentas y el Tribunal Supremo encarcelando uno de sus jueces, aun cuando en Haití los integrantes de dicho cuerpo gozan de inmunidad. Como indica la Declaración  Pública hecha desde Puerto Rico por Comuna Caribe y el Comité de Solidaridad con el Pueblo de Haití, durante su mandato, Moïse promovió o toleró el uso de la violencia y el terrorismo por parte del Estado. Indica la publicación que parte de las acciones llevadas a cabo durante su presidencia incluyen masacres de ciudadanos; quemas de casas y propiedades; desplazamiento de miles de personas como resultado de la violencia por parte de grupos armados; secuestros; y el asesinato de intelectuales y dirigentes de la oposición política. Tal es el caso del caso Presidente del Colegio de Abogados de Puerto Príncipe, capital del país. A la fecha de su asesinato, prácticamente el gobierno de Moïse era uno que se sostenía a base de decretos presidenciales.

En medio de informaciones aún confusas e incompletas, comienza a denunciarse en la prensa internacional la secuela de sucesos que lleva al asesinato de Moïse, donde su esposa también resultó gravemente herida. Se indica que un comando integrado por 26 ciudadanos colombianos mercenarios y dos estadounidenses, fungiendo que llevaban a cabo un operativo anti narcóticos de la Agencia Antidrogas de los Estados Unidos (DEA por sus siglas en inglés), accedieron a la residencia del presidente ultimándolo con 16 heridas de bala. Los dos ciudadanos estadounidenses son de origen haitiano y participaron en el operativo como traductores para los colombianos.

En un primer encuentro con las autoridades tras el magnicidio, en informaciones contradictorias, se informa que, entre tres a cuatro participantes, fueron ultimados por las fuerzas de seguridad y otros dos fueron capturados. Se indica, además, que en otra operación policial llevada a cabo, 19 participantes de nacionalidad colombiana fueron capturados junto a los dos estadounidenses. Las autoridades haitianas no descartan la complicidad en el magnicidio de ciudadanos haitianos residentes en el país. De hecho, se sigue investigando con miras a identificar a los autores intelectuales del atentado.

Al raíz de la captura de los participantes en el magnicidio, luego de que las autoridades haitianas presentaran imágenes grabadas de éstos, el Ministro de Defensa de Colombia admitió que al menos 6 de los capturados  que aparecen en los vídeos y dos de los fallecidos en el enfrentamiento con las autoridades haitianas, eran ex oficiales del Ejército Nacional de Colombia. Se indica que al menos otros 8 participantes están en fuga y no han sido capturados. Parte de los capturados habían irrumpido armados en la Embajada de Taiwán en Haití de donde fueron desalojados por funcionarios de seguridad haitianos.

A la fecha de los hechos, Moïse había nombrado a Ariel Henry como nuevo Primer Ministro. Sin embargo, a la fecha de su asesinato, Henry aún no había sido juramentado en el cargo, lo que añade otro elemento de incertidumbre en la medida en que ambos reclaman la legitimidad en el puesto. El Primer Ministro saliente, Claude Joseph,  denunciando el asesinato como un ataque “bárbaro” e “inhumano”, asumió las riendas del gobierno hasta que se puedan convocar nuevas elecciones. De hecho, una nuevas elecciones ya estaban programadas para tener efecto el 26 de septiembre de 2021. En el ejercicio de sus funciones, Joseph decretó un Estado de Sitio temporal por dos semanas en el país.

En el caso de la República Dominicana, país con frontera terrestre con Haití, las autoridades ordenaron el cierre de los pasos fronterizos y movilizaron personal militar en protección de su territorio nacional. Ante la decisión del Consejo de Seguridad de llevar a cabo una reunión privada sobre la situación haitiana el pasado 8 de julio, el gobierno dominicano expresó su insatisfacción con tal proceder. Reconociendo que el Consejo de Seguridad tiene sus propias normas y reglamentaciones, lamentó que siendo la República Dominicana el único país con fronteras terrestres con Haití y el más expuesto ante la incertidumbre que puede generar una crisis mayor en dicho país, debieron contar con su presencia en tales deliberaciones.

Es difícil entender cómo se ha podido montar un operativo de esta naturaleza, mayormente llevado a cabo por personas blancas, de habla hispana, claramente distinguibles de la población de un país predominantemente conformado por personas afrodescendientes, que hablan un idioma distinto al español; personas que han contado con medios logísticos, armamento sofisticado, medios de comunicación, etc., sin que hayan llamado la atención de los organismos de seguridad haitianos y aquellos otros que desde embajadas extranjeras monitorean el desarrollo de los acontecimientos en este país. Habría que preguntarse, además, dónde estaba el equipo de seguridad del presidente en momentos en que se ponía en marcha el operativo que concluye en su asesinato.  De hecho, uno de los detenidos que fungiría como intérprete, comentó que llevaba ya tres meses en el país. Es importante señalar el dato que meses antes de su muerte, Moïse había denunciado que se intentaba dar un golpe de estado contra su gobierno.

En los próximos días seguirán apareciendo nuevos datos y desarrollos sobre la muerte de Juvenel Moïse. Haití es hoy nuevamente un volcán que pudiera desatar una erupción política de grandes dimensiones que impacte todo la cuenca del Caribe. Haití nos duele, pero también nos convoca a la solidaridad con su pueblo.

 

 

 




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