Durante el Día de las Madres pensaba que las madres puertorriqueñas necesitan y se merecen un mejor país para criar, educar y ver crecer a sus hijos e hijas.

Eso de que “las cosas están malas en todas partes”, como consuelo para que no aspiremos a los cambios revolucionarios que hay que hacer para mejorar nuestra condición actual, es una visión equivocada que nos han querido vender los que se benefician de la desigualdad imperante.

Según el XIII Informe Anual sobre el Estado Mundial de las Madres, de la organización “Save the Children”, los mejores países para ser madre son Noruega, Islandia, Suecia. Nueva Zelanda, Dinamarca y Finlandia. El informe analiza el bienestar básico de los hijos tomando en consideración factores como el nivel educativo, económico, sanitario y político de las madres.

Podemos señalar varios elementos comunes a estos países cuyas madres disfrutan de condiciones sociales favorables para la crianza de sus hijos. Algunos de esos factores son la poca brecha existente entre ricos y pobres, la equidad en el acceso a un sistema educativo de calidad y gratuito para todos los niños y niñas del país, la disponibilidad de un sistema de salud universal y la seguridad pública que se deriva de la justicia social.

La tasa de asesinatos en Puerto Rico es de 30 por cada 100,000 habitantes, mientras en Islandia, por ejemplo, es de 1 asesinato por cada 100,000. La esperanza de vida en Noruega es de 82 años, mientras en nuestra isla es de 76; la de mortalidad infantil es de 3.5 por cada 1,000 nacimientos mientras la nuestra es de 8.5. Lo mismo ocurre con otros indicadores de salud como los embarazos en adolescentes, la obesidad, drogadicción, suicidios y enfermedades crónicas. Todo ello a pesar de que, en términos per cápita, en Puerto Rico se gasta mucho más que en cualquiera de estos países en servicios de salud.

En el renglón educativo el patrón es similar. Es decir, gastamos mucho y obtenemos resultados muy pobres. Hay muchos países que con menos hacen más. El caso de Finlandia, un país con 5.4 millones de habitantes es aleccionador. Además de ser líder cuando se mide calidad de vida, Finlandia también tiene la honrosa distinción de ser número uno en calidad de enseñanza, según estudios auspiciados por la Organización Mundial de Colaboración y Desarrollo Económico. No existen escuelas privadas en Finlandia, todas son públicas desde el nivel primario hasta doctorados. El costo para el ciudadano es cero, el costo por estudiante para el gobierno es menor que el prevaleciente en Puerto Rico y el salario de los maestros es muy superior al nuestro.

A diferencia del nuestro, el sistema de educación de Finlandia se basa en la colaboración entre estudiantes, no en la competencia. Tiene como objetivo la equidad, ser instrumento de igualdad social y persigue el desarrollo de ciudadanos solidarios, con compromiso social y respeto por los derechos de la naturaleza. Tienen definido un proyecto de país con lealtades claramente definidas en su nación y en ninguna otra.

Con una visión holística que integre la educación pública gratuita con un claro proyecto de país, la salud como un derecho humano fundamental, la equidad económica y oportunidad de desarrollo ciudadano, la disminución drástica en la brecha entre ricos y pobres, veremos mejorar el nivel de convivencia ciudadana, veremos entonces disminuir los índices de violencia y criminalidad y nos estaremos adentrando en una cultura de paz en sustitución de la cultura de guerra que hoy estamos viviendo.

La criminalidad, la desorganización social, la falta de solidaridad y el desarraigo patriótico que cosechamos hoy son resultado de varios siglos de explotación colonial, falta de poderes y desigualdad social.

No hay atrechos ni caminos cortos. Para avanzar en el desarrollo de un país como el que soñamos, tenemos que luchar para que comiencen hoy los cambios que se traducirán en resultados positivos y palpables en la próxima generación. Las madres de entonces nos lo agradecerán.