Tal y como ocurrió en el 1952, el gobernador de Puerto Rico se plegó a las instrucciones de Washington para prolongar la colonia. Los “apologistas del ELA”, como le llaman los soberanistas a los inmovilistas del PPD, han aceptado la propuesta del Presidente de Estados Unidos para celebrar un quinto plebiscito sobre estatus en que una de las opciones a elegir es el ELA como está, con alguna que otra concesión cosmética, pero sin trastocar la actual relación territorial y colonial existente.

La estrategia del sector inmovilista, cuyo abanderado principal parece ser el exgobernador Rafael Hernández Colón, es descarrilar la Asamblea Constitucional de Status (ACS) como mecanismo para revisar las actuales relaciones entre Puerto Rico y Estados Unidos. Las cuatro medidas radicadas en la Legislatura sobre la ACS plantean que el resultado del proceso tiene que ser una nueva relación no colonial con EEUU y que esté fuera de la cláusula territorial del Congreso de ese país. Los rafaelistas le tienen pánico a ese justo planteamiento. El miedo a la libertad los aterra. El dolor que les causa tener que aceptar el fracaso del modelo que ellos tanto defendieron y administraron los tiene paralizados. De otra parte, sus “aliados” del mercado monetario estadounidense les han dado la espalda. Todo eso los ha dejado sin capacidad de movimiento. Sufren del Síndrome del Chikungungya Político, una condición bastante dolorosa, poco común en el resto del planeta pero demasiado frecuente en Puerto Rico. Quien la padece apenas puede moverse o caminar. Todo ello como resultado de la anquilosis que el inmovilismo crónico les provoca.

Para descarrilar la Asamblea de Status, los apologistas del ELA han visto el cielo abierto con el plebiscito de Obama. Aseguran los “happy colonials” que en un plebiscito de cuatro opciones, con una segunda vuelta en la que participarían las dos alternativas más votadas, en la primera vuelta quedarían eliminadas las opciones descolonizadoras –independencia y ELA soberano- y a la segunda vuelta irían las dos opciones colonialistas: el ELA dentro de la cláusula territorial y la estadidad federada. La Junta de Gobierno del PPD piensa que en esta segunda vuelta, ante la amenaza de que pueda ganar la estadidad, soberanistas e independentistas se desbocarán votando por el ELA colonial para impedir el triunfo del sector estadista. Se equivocan de rabo a cabo. Con los independentistas que no cuenten. Nuestro rechazo al colonialismo es más fuerte que el miedo a la Estadidad. Después de todo, tanto el ELA colonial como la estadidad que defiende el PNP son variables del movimiento anexionista. Además, como decía Don Pedro Albizu Campos, los americanos saben que anexar a Puerto Rico sería como “echarse un guabá al pecho”. Y así será, garantizado.

La independencia y soberanía no es sólo un derecho inalienable (al que no se puede renunciar) del pueblo de Puerto Rico, sino una necesidad imperiosa para poder enfrentar el colapso del modelo colonial que nos ha arrastrado hasta la encerrona en que nos encontramos. No se trata de un mero asunto de dignidad, que ciertamente lo es. Se trata de un asunto de supervivencia material y espiritual, que requiere de la ruptura de viejos esquemas que ya no nos sirven. O peor aún, un andamiaje colonial que sólo sirve a los intereses del imperialismo y de sus fieles sirvientes en Puerto Rico.

Hay que ver qué hacen los legisladores soberanistas. Tienen la oportunidad de detener la legislación que enviará el Gobernador para celebrar el plebiscito de Obama que, dicho sea de paso, no compromete en lo absoluto al Congreso de Estados Unidos con su resultado y nos dejará nuevamente divididos en tribus. Hay que ver si, como dice la periodista Wilda Rodríguez en una reciente columna, “el aguaje ha sido la estrategia de juego de los soberanistas del PPD”, o lo que es lo mismo, si las elecciones y el ansia de mantener posiciones de poder se tragan la ideología del sector soberanista dentro del PPD.

Sepan los afectados de Chikungunya Político que con los independentistas no cuenten para legitimar ese plebiscito colonial, diseñado, supervisado y financiado por Washington. Ojalá que los soberanistas no se contagien con el virus anquilosante del inmovilismo. Nosotros tenemos la vacuna. Realmente son dos y se administran simultáneamente: se llaman patriotismo y honestidad política.

Nota etimológica: El vocablo chikungunya (pronunciado /chi-kun-GÚ-ña/) es de origen makonde y significa enfermedad del hombre retorcido debido al fuerte dolor articular que provoca la artritis que caracteriza a la enfermedad.

* El autor es médico y Copresidente del Movimiento Independentista Nacional Hostosiano (MINH). Fuente: Claridad