Sábado, Noviembre 23, 2024

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Carta abierta a Mario Alegre a raíz de su artículo sobre Cuba

cubaEstimado Mario:

He leído detenidamente tus trabajos sobre Cuba publicados en la edición del 18 de septiembre de El Nuevo Día. Luego de haberte conocido en La Habana en los días en que iniciaste estos trabajos, y de que conversáramos sobre diversos temas, ha sido para mí una decepción enorme lo que he leído hoy.

 



Con todo respeto, creo que has cometido el error que han cometido muchos antes que tú a través de cinco largas décadas, de ir a Cuba por unos días -lo mismo que advierte  la bloguera sobre los turistas en la primera pregunta, pero en otro sentido igualmente prejuiciado- recoger varias entrevistas, percibir cosas aquí y allá y luego opinar  desde la premisa del bien y el mal, en afán inquisitorio, manejando prejuicios, medias verdades y opiniones diversas.

Sin duda que hay un grado de verdad en lo que has publicado. Pero ello requiere ser contextualizado, a no ser que nos conformemos con-o que de antemano queramos-producir un panfleto anticomunista en el mejor estilo de la desaparecida guerra fría. Ello, a estas alturas de la historia, no sirve para nada.

A Cuba hay que mirarla con otros ojos. Y a Fidel, y a ese pueblo, si es que se quiere entender algo y ser intelectualmente responsable. Eso no quiere decir necesariamente estar a favor o en contra; quiere decir responsabilidad científico-social, comprensión y no manipulación de la realidad; digo, si es que queremos hacer algo de utilidad periodística y pedagógica (lo mismo aplica a Puerto Rico y a cualquier otro país). Lo otro es hacerle coro a Blanco Pí y a gente de esa calaña.

¿Cómo es que reduces las reformas económicas que se están implementando en ese país a medidas que "empuja Raúl" para que ganen menos de veinte dólares al mes? ¿Es que no sabes que hubo un congreso del Partido Comunista donde se tomaron unas decisiones al respecto, luego de que millones de cubanos y cubanas participaran en discusiones y análisis en toda Cuba? ¿Por qué no mencionar y comentar eso, en el sentido que sea?

¿Que las medidas son disparatadas, que no darán resultado?, bueno pues analicemos el asunto, pero no lo reduzcamos a un par de entrevistas de personas insatisfechas, o a expresiones que se alejan de la verdad. ¿No te parece ?

¿Qué fin periodístico persigue la insistencia casi obsesiva en la precariedad: "la esperanza un bien escaso en Cuba, la reforma, medida desesperada para buscar la estabilidad del obsoleto modelo soviético, otra más de las consumadas frustraciones, desesperanzada tristeza que parece impregnar su otrora espíritu festivo, abismos que parecen insalvables, Habana mustia y deteriorada, recelo a dar apellido, recelo a la cámara de Ismael, las pocas prendas de ropa interior? (...)

¿Tú que crees, tendrá que ver todo esto con el bloqueo económico impuesto por EU a Cuba hace décadas que acaba de ser renovado precisamente esta semana, o son asuntos inconexos?

¿De veras crees que con esta descarga de anticomunismo recalentado haces alguna aportación al país, al nuestro, sobre lo que pasa en ese otro país, que en todo caso tiene los poderes de los que nosotros carecemos para enfrentar sus crisis y se lanza día a día a inventar soluciones, desde hace más de medio siglo, que arrastra con mil carencias y deficiencias pero que a la vez algo positivo podría enseñarnos? ¿O es que la Revolución Cubana es todo malo y nada bueno, como parece creer la bloguera a cuya entrevista, por cierto, se le dedican dos largas páginas?

En fin Mario, creo que tu trabajo adolece del mayor defecto posible para una investigación periodística: carece de credibilidad, es poco profunda -más bien es superficial y prejuiciada- y en el balance neto es poco valiosa a nuestra sociedad. A Cuba hay que acercarse de otra forma si se quiere ser útil. Meter miedo, cincuenta años después, hablar del hambre que pasan mientras nos vencen el el voleibol femenino, promover discursos cataclísmicos, describir con alarma la paja en el ojo ajeno mientras el leño nos provoca una ceguera colectiva, pretender generar opiniones categóricas y terminantes de un complejo proceso social en apenas varios días de visita, es por lo menos un ejercicio de atrevimiento inadmisible. Por lo menos eso.

Créeme que lo lamento mucho, porque has tenido en tus manos la oportunidad de hacer un trabajo de altura sobre una sociedad que merece ser estudiada con detenimiento por muchas razones. No para respaldarla ni para estigmatizarla, simplemente para entenderla un poco, luego de tantos años de medias verdades y mentiras. Es una oportunidad perdida, quién sabe exactamente por qué.

Más allá de cualquier consideración, lo lamento mucho.

Saludos,

Julio Muriente

 

Fundación Juan Mari Brás

 

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