Escrito por Alejandro Torres Rivera / MINH
El pasado lunes se reunieron en Perú, bajo la presidencia de Ollanta Humala Tasso, diversos países latinoamericanos y árabes en la Tercera Cumbre de Países de América del Sur y Países Árabes (ASPA).
Según sus documentos constitutivos, ASPA es un foro de ''coordinación política entre los países de estas dos regiones, así como un mecanismo de cooperación en el ámbito de la economía, la cultura, la educación, la ciencia y la tecnología, la preservación del medio ambiente, el turismo y otros temas relevantes para el desarrollo sustentable de esos países y para contribuir a la paz mundial.'' Se trata, en esencia, de un amplio mecanismo de integración regional que permite el vínculo entre países de diferentes continentes.
Entre los países pertenecientes al mundo musulmán que la conforman, se encuentran los siguientes: Argelia, Bahréin, Comoras, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Iraq, Jordania, Kuwait, Líbano, Libia, Mauritania, Marruecos, Omán, la Autoridad Nacional Palestina, Qatar, Arabia Saudita, Somalia, Sudán, Siria, Túnez, Yemen y Yibuti. Como puede notarse, se trata de países musulmanes muy disímiles entre ellos mismos, donde el común denominador es la fe islámica. Algunos se encuentran localizados mayormente en el norte del continente africano, salvo los casos de Sudán, Comoras y Somalia; mientras que para otros, su geografía, corresponde fundamentalmente al Medio Oriente.
Entre estos países se encuentran Estados políticos donde prevalecen regímenes monárquicos autoritarios y claramente antidemocráticos en lo que respecta al respeto de los derechos civiles de sus habitantes. Algunos de ellos son países donde, cada vez gana más espacio, la propuesta de transformar los mismos en ''Estados islámicos''; es decir, Estados donde prevalece como premisa de gobierno la Ley Islámica, independientemente de sus relaciones políticas con Occidente. También convergen Estados políticos seculares, donde se mantienen estructuras políticas republicanas donde además, se pretende o se aspira por importantes sectores de sus poblaciones a la convivencia entre diferentes credos y religiones.
En el caso de los países de América de Sur, participan del ASPA Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Guyana, Paraguay, Perú, Surinam, Uruguay y Venezuela. Si bien no se encuentran representados en este organismo de integración todos los países latinoamericanos, ciertamente, al igual que en caso de los países islámicos, existe variedad en los regímenes políticos prevalecientes en estos países, destacando, de entrada, las diferencias en los proyectos políticos de países como Venezuela, Bolivia, Ecuador; de países como Brasil, Argentina, Uruguay; frente a la realidad de países como Colombia, Perú y Guayana. Estas diferencias, sin embargo, no son impedimento para impulsar en forma conjunta acercamientos estratégicos entre ellos dentro del marco de los objetivos de integración perseguidos.
Entre importantes temas políticos planteados dentro del marco de esta Tercera Cumbre, destaca el reconocimiento por parte de los países presentes de la Autoridad Nacional Palestina como la legítima representante del pueblo palestino y su llamado a que la Organización de las Naciones Unidas reconozca, de una vez por todas, un Estado palestino dentro de las fronteras existentes en 1967. Dicho de otra manera, los países del ASPA reclaman la retirada de Israel de los territorios palestinos hoy ocupados en Cisjordania y las proximidades de la Franja de Gaza.
En su discurso inaugural ante la Tercera Cumbre, el presidente peruano Ollanta Humala Tasso, hizo una invitación a las delegaciones extranjeras a confiar en su país, señalando que Perú es una ''nación que cumple sus compromisos''. Así las cosas, invitó ''a los empresarios sudamericanos y árabes presentes... a disfrutar de un diálogo intenso y fructífero, en el marco de un compromiso con un desarrollo inclusivo que busca el beneficio de la población en su conjunto''. En referencia a ambas regiones, Humala Tasso destacó que ''cuentan con una diversidad de recursos naturales, un vasto patrimonio cultural, y un gran potencial para lograr mejor complementariedad mediante la cooperación económica, el intercambio comercial y el mayor flujo de inversiones''.
Otro de los temas abordados por el presidente peruano en su intervención fue la importancia del respeto a la estabilidad jurídica, particularmente dentro de un contexto en que los temas de la infraestructura, la seguridad alimentaria, la energía y los recursos naturales fueron ejes centrales en las deliberaciones de los participantes en el evento.
Uno de los llamados más comentados dentro del marco de la Tercera Cumbre del ASPA, fue el llamado a la paz y la condena de los participantes al terrorismo. La Declaración aprobada en Lima, firmada por 11 países sudamericanos y 21 países musulmanes, también expresa su respaldo a la paz, al desarme y al respeto por los derechos humanos. Esto último, a juicio nuestro toma una mayor importancia, cuando nos referimos a situaciones actuales en países como Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Unidos, Qatar y Libia, por tan solo mencionar algunos de una lista mucho más amplia, donde hoy por hoy, uno de los señalamientos principales esbozados a nivel internacional es su falta de democracia y el pobre respeto a los derechos humanos en estos países.
En la Cumbre, a la vez que los estados allí presentes se comprometieron a promover una Palestina soberana y libre, y como parte de ello, desarrollar esfuerzos para lograr su reconocimiento internacional, por la parte sudamericana, también se planteó la importancia en procurar la solución no violenta, por vías pacíficas y negociadas en situaciones como la que al presente viene desarrollándose en países como Siria, así como el desarme nuclear en el Medio Oriente.
La Declaración de Lima también expresa la consternación de los países participantes por la violencia y los excesos cometidos a nombre de la religión, a la vez que condena la falta de respeto y las ofensas a la sensibilidad religiosa de las personas y de los pueblos en general. La Declaración también incluyó una referencia al tema colonial en América del Sur al referirse a la situación de las Islas Malvinas, cuya soberanía reclama Argentina ante la ocupación ilegal británica; se denunció la intentona de Golpe de Estado en el Ecuador y el tema de la inviolabilidad de las sedes diplomáticas, en clara referencia al diferendo entre la República del Ecuador y el Reino Unido de la Gran Bretaña con relación a la determinación del primero de concederle asilo político a Julián Assange
El desarrollo de la Cumbre efectuada durante los días 1 y 2 de octubre tuvo también su caja de resonancia, por ejemplo en Argentina, donde tras la conclusión de los trabajos, a invitación de su Presidenta, Cristina Fernández, por primera vez desde 1954, se llevó a cabo una visita de Estado por parte del Presidente de Líbano a este país sudamericano, donde se suscribieron también importantes acuerdos bilaterales para ambos países.
A la luz de las normas prevaleciente en este organismo, la sede de la próxima cumbre será en un país islámico, correspondiéndole ser el próximo anfitrión de la Cuarta Cumbre del ASPA a Arabia Saudita en el años 2015.
En la Declaración de Lima se incluye un importante renglón donde se proponen varios asuntos de importancia: el intercambio de expertos en minería del cobre en Chile, de hierro en Brasil, de oro en la República del Perú y de gemas en la República Oriental del Uruguay y Colombia; así como la propuesta hecha por Líbano para la creación de un Banco de inversiones, la cooperación entre los parlamentos de los distintos países y el desarrollo de escuelas diplomáticas en las que se compartan la experiencias de los distintos países y se preparen los futuros diplomáticos de esta naciones.
Finalmente, pero no menos importante, es necesario destacar que paralelamente a las discusiones entre funcionarios de los gobiernos mencionados, se llevó a cabo un amplio proceso de discusión del cual participaron más de 400 empresarios sobre temas económicos y de negocios.
Como puede verse, cada día toman más importancia las gestiones que desarrollan los países, al margen de la tutela de los países desarrollados o al margen de la tutela directa de las potencias imperialistas. Se trata de un difícil y seguramente proceso de destete por parte de países emergentes que procuran su propio espacio, desde sus particulares realidades, en el proceso de conformación de acuerdos de integración favorables a sus propios intereses.
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