Escrito por Alejandro Torres Rivera / MINH
El pasado domingo se efectuaron en La República Bolivariana de Venezuela sus elecciones regionales para escoger los gobernadores de los 23 estados que conforman la República.
Se trata de la octava elección regional llevada a cabo en dicho país desde 1999. Previamente, el 7 de octubre del año en curso, Venezuela vivió otro proceso electoral, esta vez disputando la presidencia del país. En este evento su Presidente, el Comandante Hugo Chávez Frías, revalidó para un nuevo término habiendo obtenido una contundente victoria por un margen de más de dos millones de votos sobre su opositor, el derechista Henrique Capriles Randosky,
Como ocurrió en las elecciones presidenciales del 7 de octubre, en estas elecciones regionales, otras agrupaciones políticas menores al margen de la plantilla del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) o de Mesa de la Unidad Democrática (MUD), concurrieron a las elecciones, aunque sin resultado favorable alguno. Al igual que en las pasadas elecciones, también, los candidatos de la oposición al gobierno de Hugo Chávez Frías se nuclearon dentro de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), mientras las fuerzas progresistas, en su mayoría, respaldaron el proyecto de socialismo impulsado por el Partido Socialista Unido de Venezuela.
En las pasadas elecciones, de acuerdo con el Primer Boletín emitido por el Consejo Nacional Electoral en la noche del domingo, habiéndose escrutado el 94.82 por ciento de las actas de votación, el PSUV había obtenido 20 de las 23 gobernaciones del país. Este resultado representa un gran avance para el incumbente si se toma en consideración que durante las pasadas elecciones regionales, los opositores de Chávez obtuvieron el control de ocho de los 23 estados.
Al presente, la Oposición venezolana habría obtenido el triunfo en los estados de Lara, Miranda y Amazonas; mientras que el PSUV obtendría la victoria en estados en poder de la Oposición como son Zulia, Táchira y Carabobo. Al igual que ocurrió en las elecciones presidenciales, los candidatos del PSUV en estados económica y geográficamente importantes como son Zulia, Carabobo y Nueva Esparta obtuvieron el triunfo. En el estado de Miranda, donde en las elecciones presidenciales Chávez obtuvo el triunfo, pero donde el candidato por el MUD fue el derrotado candidato a la presidencia Henrique Capriles Randosky, este obtuvo el triunfo por un 50.35% de los votos emitidos frente a 46.13% de su rival del PSUV, Elías Jaua.
De acuerdo con declaraciones emitidas por Nicolás Maduro, Vicepresidente de Venezuela y Canciller, la votación en estas elecciones por parte del pueblo venezolano es la ratificación de su deseo de seguir su camino reivindicativo a partir de las metas trazadas en el ‘’programa de la patria’’, trazado por su dirigente Hugo Chávez Frías. Por otro lado, también para el Vicepresidente, la derrota de la Mesa de la Unidad Democrática representa que la misma ha quedado ‘’disuelta con una derrota estrepitosa’’. Indicó Maduro que esa derecha venezolana ‘’viene de derrota en derrota’’, al tiempo que criticaba la ‘’altanería de los gobernadores de la derecha, quienes rayan en su prepotencia en los límites de la locura.’’
Cuando se efectuaron las elecciones presidenciales el pasado 7 de octubre, indicábamos en un escrito que en ocasión de las presentes elecciones regionales, Venezuela enfrentaría a escala regional a las mismas fuerzas que se habían enfrentado en los comicios presidenciales. Advertíamos, además, que ‘’más adelante, el 14 de abril de 2013, estas mismas fuerzas se medirán para elegir los candidatos a ocupar posiciones de alcaldes en los municipios de la República.’’ En efecto, independientemente del fuerte golpe que represente para la oposición venezolana esta segunda derrota electoral y de lo maltrecha que haya quedado esa derecha venezolana recalcitrante, agrupada en la Mesa de la Unidad Democrática, las elecciones del próximo mes de abril serán de importancia cardinal para ambos sectores. Para el PSUV, porque tiene el potencial de darle de una vez por todas el jaque mate a la unidad de esa oposición de derechas, fragmentándola y aniquilándola, se torna en un objetivo posible para el PSUV; para la MUD, porque desde su punto de vista organizativo, podría acceder a instancias de poder político a escala municipal desde donde intentar levantar cabeza como oposición política durante el próximo mandato de Chávez y las dificultades que pudieran surgir o conspirarse a partir de su condición de salud. Después de todo, el imperialismo no descansa en sus maquinaciones contra el desarrollo de los procesos revolucionarios.
Las elecciones municipales de abril de 2013 tienen a su vez otro elemento de importancia para el PSUV y su proyecto de socialismo en Venezuela. A nivel de la organización política del Estado venezolano, el municipio, al menos hasta ahora, sigue siendo una unidad básica de poder. El municipio como tal, sigue siendo por el momento la unidad política del poder del Estado más cercana al individuo, al ciudadano.
El programa social de la Revolución Bolivariana, independientemente de los grandes avances que se han dado desde el punto de vista de la democracia participativa, dándole mayor poder a las comunidades, necesita de esta instancia de poder político para que la misma sea ejecutada y llevada a cabo. El poder político municipal en manos de la oposición operaría como un contra balance que tiene el potencial de, en unos casos, descarrilar las iniciativas dirigidas a los ciudadanos, o sencillamente, desnaturalizar sus propósitos. Por eso es importante que el proyecto revolucionario que impulsa el socialismo venezolano esté en manos de los que se agrupan en torno al PSUV y las organizaciones política de izquierda que le han dado su respaldo, y a su vez, sea instrumentado por personas afines al proyecto mismo.
En la historia de Venezuela sobran los ejemplos de alcaldes corruptos, que se valen de sus posiciones políticas para adelantar proyectos personales. Si bien la condición de miembro del PSUV no es un antídoto infalible contra tales desviaciones, ciertamente la pertenencia al PSUV y las políticas que impulsa la Revolución Bolivariana constituyen un elemento esencial en el control y limitación de tales desviaciones.
Si como muestra un botón basta, es necesario echar una mirada al caso de las recientes elecciones regionales para el estado de Monagas. Allí el candidato derrotado Gregorio Briceño formó parte de la plantilla del PSUV de donde fue expulsado de dicha organización política a principios de 2012 por conductas políticas irregulares. Habiéndose identificado posteriormente como candidato por la oposición, fue derrotado por el pueblo en estas elecciones por la candidata del PSUV Yelitse Santaella por un margen de 52.59% a 40.67%.
Si bien se menciona que en estas elecciones ha habido una reducción de cerca de un 11% en el número de personas que concurrieron a votar (de una participación del 65.45% en las pasadas elecciones), es importante destacar el hecho de que ciertamente este tipo de elecciones convoca el ánimo de un número menor de electores; es decir, convocan menos pasión entre los electores y en consecuencia, tienen menor efecto movilizador de los electores en la elecciones. Aún así, la participación en estas elecciones regionales logró movilizar, conforme al informe preliminar del Consejo Nacional Electoral, casi al 54% de los electores (53.97%). Este por ciento constituye la mayoría de los electores habilitados para ejercer el voto en Venezuela.
De acuerdo con los datos que se hacen públicos por el Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela, a pesar de la difícil situación que enfrenta el Presidente Chávez tras someterse a un nuevo procedimiento quirúrgico por su condición cáncer, en lo que concierne al ‘’protocolo postoperatorio’’ y en el marco de lo complejo del mismo, su condición evoluciona favorablemente. Para la mayoría del pueblo que salió a votar y a derrotar los candidatos de la oposición, Chávez y su proyecto político de futuro ha estado presente al momento de ejercer sus votos
Chávez ha sido un sembrador de conciencia en su pueblo. Ha sabido regar y abonar esa conciencia con altas dosis de patriotismo, dignidad y dación sin parangón hacia los sectores más humildes. En el resultado de cada proceso electoral del cual ha participado, constituye, como el fruto que da la tierra en cada estación del año, su mayor recompensa. Es el resultado de un trabajo duro, pero a la vez, bien realizado. No debe haber duda alguna, que si se persevera por la dirección del PSUV en esa ruta, independientemente al estado de salud del Comandante Chávez, las elecciones de abril de 2013 reiterarán el rumbo revolucionario venezolano.
Esa trilogía de triunfos, sin duda alguna, no solo será el mejor homenaje de su pueblo al presidente Hugo Chávez Frías, sino también un mensaje inequívoco al imperialismo estadounidense y la derecha venezolana de la voluntad de lucha de este noble pueblo por alcanzar las metas trazadas de una nueva independencia latinoamericana.
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