Sábado, Noviembre 23, 2024

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El desarrollo del movimiento popular en Turquía: ¿Una nueva «primavera»?

turquíaDe acuerdo con  Halil Karaveli, Senior Fellow del Instituto de Asia Central y el Cáucaso y del Programa de Estudios sobre la Ruta de la Seda afiliado a la Escuela de Estudios Internacionales Avanzados de la Universidad John Hopkins en Washington [...]

 

 

 

y del Instituto para el Desarrollo de Política y Seguridad en Estocolmo, el desarrollo de las actuales protestas sociales en Turquía no tendrán un serio impacto ni consecuencias para el gobierno que encabeza el Primer Ministro Tayyip Erdogan. Indica Karaveli en un artículo publicado en la edición electrónica de la revista Foreign Affairs del pasado 6 de junio, que el Primer Ministro turco puede descansar por el momento en la gran cantidad de votos que obtuvo su partido, el Partido de la Justicia y Desarrollo en las pasadas elecciones de 2011. Dicho partido, conocido bajo las siglas de AKP, tiene como base social los sectores religiosos más conservadores de Turquía, base social que a su vez se disputa con el la Fraternidad Musulmana, también conocida como los ¨Hermanos Musulmanes¨. Esta última es dirigida por su anterior aliado el clérigo Fethullah Gulen quien hoy se proyecta de cara a las próximas elecciones de 2014, como uno de sus oponentes.

De acuerdo con Thyerry Meysan, en su artículo titulado Levantamiento contra el Hermano Erdogan publicado por Red Voltaire el 10 de junio de 2013, «la expresión primavera árabe, surgida y acuñada en Occidente, no es más que un engaño tendiente a hacernos creer que los regímenes de Túnez y Egipto fueron derrocados por los pueblos. Si bien es cierto que en Túnez hubo un levantamiento popular, también lo es que su objetivo no era llegar a un cambio de régimen sino lograr una evolución económico-social.», el autor continúa indicando que «no fue la gente que se lanzó a las calles sino Estados Unidos quien ordenó a Zinedin el-Abidn Ben Ali y a Hosni Mubarak que abandonaran el poder. Posteriormente, fue la OTAN la que derrocó a Muammar el-Khadafi y provocó su linchamiento. Y ahora son nuevamente la OTAN y el Consejo de Cooperación del Golfo quienes han alimentado la agresión contra Siria.»

Meyssan señala, además, que en el resto de los países del norte de África, con excepción de Argelia, fue la intervención de Estados Unidos a través de Hillary Clinton, quien abrió el paso al triunfo de la Hermandad musulmana o los «Hermanos Musulmanes». El resultado, con la cooperación de Turquía y el gobierno encabezado por Erdogan, ha sido «islamizar la sociedad, a condición que ella misma respalde el capitalismo seudo liberal de Estados Unidos.» A pesar de lo anterior, a diferencia de Karaveli en su escrito en Foreign Affairs, Meyssan concluye que Erdogan no puede resistir la sublevación que su política ha provocado.¨

Los recientes sucesos en Turquía han ido captando la atención del mundo dada su implosión como fuerza social en un país que durante los pasados dos años  se ha sido ubicando como un socio dentro del drama de Occidente en su lucha contra la República Islámica de Irán y contra el gobierno constitucional de Bashar al-Assad en Siria. De hecho, durante su mandato Erdogan ha ido procurando, en sus acercamientos con Estados Unidos y la Unión Europea, desempeñar un papel regional más predominante en el conflicto colocándose como abanderado dentro del mundo musulmán de los intereses de Estados Unidos en esta región.

Turquía tiene fronteras al Sur con Siria e Iraq en cuyas demarcaciones territoriales, a ambos lados de la frontera, convive una gran parte de la población kurda. Turquía cuenta con una población estimada en casi 75 millones de habitantes. Como estado político, surge en 1923 de las cenizas del Imperio Otomano, derrotado por las potencias aliadas durante la Primera Guerra Mundial.

Kurdistán, sin embargo, es una nación sin espacio territorial propio, la cual quedó dividida gracias a las políticas imperialistas, entre varias estados políticos contemporáneos, a saber, Turquía, Iraq, Irán y Armenia. Durante décadas, particularmente en Turquía y en Iraq, los kurdos han desarrollado sus luchas secesionistas contra el Estado central, habiendo obtenido muy pocas concesiones. En el caso particular de Iraq, como consecuencia del derrocamiento de Saddan Hussein, las provincias norteñas de población kurda han obtenido una especie de autonomía regional y participación en el actual gobierno bajo la ocupación militar de Estados Unidos y sus aliados. En el caso de Turquía, la oposición kurda en la región sur del país ha venido desarrollando bajo la dirección del Partido Comunista del Kurdistán un vigoroso y continuo proceso de lucha armada de liberación dirigido a establecer un estado nacional propio. En el caso de Siria, dentro del marco de su actual conflicto civil promovido y armado por Occidente, el gobierno del presidente Bashar al- Assad ha dado pasos dirigidos a ofrecer alguna autonomía regional para las provincias norteñas de población kurda procurando así establecer una zona de amortiguamiento futuro ante una invasión por parte de Turquía.

Turquía cuenta con una población predominantemente musulmana, aunque no necesariamente la mayoría de su población es de origen árabe o persa, como ocurre con otras partes del mundo musulmán en el Medio Oriente y Asia Central. Durante las pasadas décadas, particularmente desde 1923, el gobierno que prevaleció en el país fue un gobierno laico existiendo total separación entre la religión y el Estado. En las pasada décadas, sin embargo, al igual que ocurrió en Egipto, los movimientos conservadores confesionales y fundamentalistas, han ido ganando terreno político.

Durante la Guerra Fría, Turquía desempeñó un rol importante en el establecimiento de emplazamientos militares de  Estados Unidos y la OTAN en su estrategia ofensiva-defensiva hacia la Unión Soviética. En Turquía Estados Unidos colocó no solo sistemas de radares y vigilancia electrónica, sino además, importantes emplazamientos de misiles dirigidos contra objetivos militares en la URSS. Hoy ese mismo papel, quizás con distinta intensidad, lo sigue ejerciendo Turquía, como parte de su alianza con la OTAN frente a la Federación Rusa y frente a la República Islámica de Irán.

Turquía ha sido también en el pasado la más importante plataforma de ataque, fuera de sus fronteras nacionales, de Israel frente a países como Siria e Irán y en el pasado, claro está, también contra Iraq. No en balde, en estos momentos Israel se encuentra en negociaciones con Turquía para restablecer las relaciones entre ambos países que quedaron severamente afectadas a hace apenas unos años luego de la muerte de varios ciudadanos turcos que viajaban en funciones humanitarias como parte de la Flotilla para la Libertad dirigida a Gaza para romper con el bloqueo israelí a dicha porción del territorio palestino. En aquel incidente, fuerzas especiales israelíes atacaron los buques de ayuda humanitaria por aire y mar en plenas aguas internacionales en el Mar Mediterráneo próximas a la Franja de Gaza asesinando algunos viajeros, arrestando el resto y confiscando la carga y las embarcaciones donde viajaban.

Los recientes sucesos en Turquía, a pesar de lo que señala Karaveli en su artículo, son muestras de la erosión del gobierno de Erdogan. De acuerdo con Zeynep Gambetti, en un artículo publicado por «desinformemonos.com», los sucesos hoy en desarrollo en la Plaza Taksmin del Parque Gezi, comenzaron cuando un grupo de empleados de la construcción se proponía el pasado 30 de mayo llevar a cabo unas obras para la transformación urbanística de Estambul. El gobierno se propone la destrucción del Parque Gezi, uno de los últimos pulmones naturales de la zona de Estambul. En el área, opositores establecieron campamentos para impedir las obras los cuales eventualmente se enfrentaron a los intentos de las autoridades de llevar a adelante sus planes. Los enfrentamientos entre manifestantes y policías, que tuvieron como saldo inicial varios muertos y cientos de heridos y otro tanto de detenidos, lejos de apaciguar a la población, sirvió de mecanismo para incrementar su resistencia sumándose al movimiento de protesta miles de personas, gran parte de ellos jóvenes. El movimiento se ha esparcido a varias decenas de otras ciudades en Turquía adquiriendo características de masividad similares a aquellas mostradas hace apenas dos años en Egipto. Gambetti compara la ocupación de la Plaza Taksmin con aquella desarrollada en la Plaza del Zócalo en México tras las elecciones de 2006 cuando le fue arrebatada la victoria al Partido de la Revolución Democrática.

Los planes del gobierno incluyen obras de construcción de túneles subterráneos y la reconstrucción de una réplica de lo que se conoció en el pasado como el Cuartel Topcu, una guarnición militar levantada por el Sultán Selim III que fue demolida durante la década de 1940 para dar paso al desarrollo del Parque. En la réplica de la estructura demolida, conforme a los planes aprobados por el Alto Comisionado para la preservación de los bienes naturales y culturales del país, el gobierno se propone establecer un centro comercial y un complejo de residencias. Se estima que entre 350 mil a 2 millones de árboles serían sacrificados en el desarrollo de este nuevo proyecto.

En días recientes hemos escuchado a Erdogan dar un ultimátum a los protestantes a los efectos de que se utilizarán mecanismos más drásticos que los utilizados al presente en contra de éstos con el propósito de desalojarlos. Erdogan ha indicado que se ha agotado su paciencia. Una represión generalizada contra los manifestantes, sin embargo, puede representar para el gobierno de Erdogan su Waterloo. De la misma manera que la supresión violenta de las protestas populares trajo el fin del gobierno de Mubarak en Egipto, fortaleciendo la posición de la Hermandad Musulmana en dicho país, nadie puede apostar al hecho de que ante la división existente en Turquía entre Erdogan y su antiguo aliado más conservador, Fethullah Gulen, sea este último quien obtenga, al menos a corto plazo, el beneficio de las luchas que vienen desarrollando no necesariamente los sectores más conservadores en Turquía. Después de todo, quien tenga una mejor y más estructurada organización de las bases populares en una situación de abierta crisis, se coloca en una mejor posición para aspirar a ser quien encabece los procesos de cambio.

Un factor que puede cambiar el rumbo de estos sucesos, sin embargo, está relacionado con la estabilidad de la situación presente hoy día en la región, o la agravación de la misma como resultado de nuevos factores. Tal sería  el caso de una intervención más directa de Occidente e Israel en el actual conflicto en Siria o una intervención militar contra la República Islámica de Irán. Incluso, elementos relacionados con sucesos internos en el país, como puede ser la estabilidad del control del gobierno turco en la porción kurda del país, puede alterar el desenlace de estas protestas.

El Partido Comunista de Turquía ha expresado en una Declaración emitida por su Comité Central el 4 de junio de 2013, que ha estado presente desde el primer día de las movilizaciones, «tratando de incentivar el carácter proletario y revolucionario del movimiento, esforzándose para impregnarlo de una actitud madura de disciplina.» Consideran, sin atribuirse a sí mismos ser los gestores de este movimiento, que sus posibilidades van mucho más allá, por lo que llaman a las distintas fuerzas que participan de este movimiento popular a «evitar dar pasos que puedan causar daño a la legitimidad del movimiento.» Entre sus demandas figuran, entre otras, la cancelación de los proyectos del gobierno para la demolición del Parque Gezi; la libertad para los detenidos en las protestas; el procesamiento de los funcionarios que han cometido crímenes contra el pueblo; el cese de la censura en la información; y derogar las prohibiciones para las reuniones, manifestaciones y marchas. El Comité Central del Partido Comunista de Turquía también llama a evitar caer en la estrategia del gobierno de enfrentar unas comunidades con otras, llamando a un «movimiento popular, unido, patriótico, laico y trabajador.»

Es muy temprano aún para anticipar el resultado que traerá para Turquía los actuales desarrollos. Para quienes observamos desde la distancia estos acontecimientos procurando encontrar en ellos respuestas más definidas, el desarrollo de los sucesos durante los próximos días o semanas nos darán esas respuestas.


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