Escrito por Alejandro Torres Rivera / MINH
El pasado 2 de febrero de 2014 se efectuó en Costa Rica la primera vuelta de las elecciones convocadas para la elección de un nuevo presidente en este país centroamericano.
Se disputaron la presidencia cinco candidatos: Johnny Araya del oficialista Partido de la Liberación Nacional; José María Villalta, candidato del Frente Amplio; Otto Guevara del Movimiento Libertario; Rodolfo Piza Rocafort, del Partido de Unidad Social Cristiana; y Luis Guillermo Solís del Partido Acción Ciudadana. Araya representaba el continuismo luego de dos períodos anteriores de gobierno de su partido, primero bajo la presidencia de Oscar Arias y luego bajo la presidencia de Laura Chinchilla. Para dichas elecciones fueron certificados 3,078,321 millones de electores, incluyendo por primera vez en la historia de este país, unos 12,654 electores domiciliados en el extranjero.
Como resultado de la consulta, el candidato del oficialista Partido de la Liberación Nacional obtuvo el 29.64% de los votos, frente a un 30.84% de los votos por parte del candidato del Partido Acción Ciudadana. El candidato del Frente Amplio, que agrupa las fuerzas de la izquierda, por su parte, obtuvo el 17.14% de los votos; mientras el candidato del Movimiento Libertario obtuvo el 11.22%. Un quinto candidato, que quedó mucho más rezagado, representando al Partido de Unidad Social Cristiana, obtuvo el 6.01% de los votos. Ante el cuadro donde ninguno de los candidatos obtuvo el 40% requerido por el ordenamiento legal costarricense para certificar el triunfo de un candidato en una primera vuelta electoral, se convocó a una segunda vuelta, la cual se efectuó el pasado 6 de abril de 2014. En ella se enfrentaron los dos candidatos con mayor número de votos en la primera vuelta electoral.
Sorprendentemente, el candidato del Partido de la Liberación Nacional, Johnny Araya, quien en un inicio se vislumbraba como favorito en la contienda electoral, abandonó la carrera por la silla presidencial aduciendo que mantenerse en la misma sería un gasto innecesario de recursos y esfuerzos, toda vez que las encuestas y sondeos hechos, le daban como perdedor frente a Solís. Como resultado de lo anterior, con el apoyo de más de 1.3 millones de votos a su favor, Solís triunfó en la segunda vuelta. El resultado de la abstención no superó el 50% reduciéndose a 43.29%.
En el análisis que fuera presentado para el programa radial Ventana al Mundo…desde Puerto Rico analizando los resultados de la primera vuelta, indicábamos que el Partido Acción Ciudadana no era propiamente una fuerza de izquierda. Sin embargo, también señalábamos que tampoco se proyectaba como una fuerza de derecha, como es el Partido de la Liberación Nacional. Señalábamos que los ajustes que debería hacer el PAC dentro del contexto de la realidad costarricense, de resultar favorecido su candidato a la presidencia en la segunda vuelta, le ubicaría en una línea de gobierno de centro izquierda. Una interesante entrevista dada por Luis Guillermo Solís a Russia Today y publicada dos días después de su triunfo electoral nos ofrece un panorama adecuado de cuál será su plan de trabajo como nuevo presidente de Costa Rica. La misma tiende a darnos la razón en nuestra apreciación inicial.
Indica Solís que su gobierno marca el primer partido que gobierna Costa Rica en los últimos 65 años ¨que no forma parte de los bloques tradicionales¨ de la política de su país; es decir, el Partido de la Liberación Nacional o el Partido de la Unidad Social Cristiana. Su triunfo, indica, marca ¨una variación significativa del rumbo del sistema político¨, a la vez que un ¨punto de inflexión de la política nacional.¨
En la entrevista Solís atiende asuntos como las relaciones presentes entre Costa Rica y Nicaragua, países que tienen frontera común y donde en los pasados años se han producido enfrentamientos armados en las márgenes del Río San Juan por asuntos relacionados con la navegación de naves de Costa Rica artilladas en un contexto en que Nicaragua afirma sus derechos soberanos sobre el Río San Juan y sus márgenes. Como resultado de la disputa jurisdiccional, se encuentran pendientes ante la Corte Internacional de Justicia dos demandas sobre las cuales el nuevo presidente indica que acatará ¨escrupulosamente¨ lo que determine el organismo internacional.
La situación, sin embargo, no deja de ser difícil entre estos dos países. A juicio del presidente electo, es inadmisible lo que cataloga como una invasión de su territorio por parte de Nicaragua. Por eso ha descartado un acercamiento personal para invitar al presidente Daniel Ortega a su jura como presidente de Costa Rica el próximo 8 de mayo; aunque menciona que sí, que se hará a través de los mecanismos diplomáticos regulares, ¨como cualquier otro Jefe de Estado¨.
En materia de seguridad de las fronteras marítimas con los océanos Atlántico y Pacífico, y la lucha contra el narcotráfico, el nuevo presidente manifiesta su comodidad con las relaciones de colaboración y patrullaje conjunto que al presente se efectúan entre el gobierno de su país con la Guardia Costanera de los Estados Unidos, a pesar de que rechaza la participación y uso por el gobierno estadounidense de ¨naves artilladas¨ en sus aguas territoriales, lo que considera es contrario a la Constitución de su país, donde no existen propiamente fuerzas armadas.
Aunque en 2007 Solís fue opositor al Tratado de Libre Comercio entre Costa Rica y Estados Unidos, e hizo campaña en contra de su ratificación durante el referéndum popular al cual se sometió el mismo, considera que en estos momentos, donde Costa Rico tiene negociados más de 12 tratados de libre comercio, que incluyen a la Unión Europea y China, y al presente negocia tales tratados con Colombia y México, su país debe mantener su actual relación económica con Estados Unidos. Citando palabras del excanciller y actual Ministro de Defensa brasileño, Celso Morín, Solís señala que los países deben ser, en materia de tratados de comercio, ¨lo más promiscuos posibles¨. Con ello significa, según sus propias palabras, que Costa Rica debe diversificar su comercio exterior. Aún así, sin embargo, Solís fue sumamente cuidadoso al referirse a la integración de Costa Rica con el actual proyecto estadounidense dirigido a debilitar a la CELAC, conocido como la ¨Alianza del Pacífico¨. A tales efectos, en la entrevista rectifica declaraciones anteriores favoreciendo tal ¨Alianza¨, señalando que cuando se refirió a ella, lo hizo en un sentido ¨geopolítico¨ y no ¨comercial¨. La CELAC para el nuevo presidente de Costa Rica¨, es el futuro de América Latina, es el camino que América Latina pareciera querer desarrollar de manera más directa.¨
Entre los grandes retos de Costa Rica y de la región se encuentran enfrentar la pobreza, la exclusión, la debilidad en los sistemas de educación pública, la seguridad pública y la ausencia de financiamiento, y el desarrollo de la capacidad del país en los programas de alimentación. Para Solís, el modelo de desarrollo al cual Costa Rica debe aspirar, es el modelo de desarrollo de Finlandia, país europeo donde la educación pública se perfila como el ¨instrumento fundamental de desarrollo¨ y donde tal eje educativo, a su juicio, ¨tiene un fuerte componente de planificación a largo plazo…pensando no en un partido, sino en el país.¨
En materia de relaciones exteriores, Solís ve con buenos ojos la relación que Costa Rica pueda desarrollar con la Federación Rusa. En el plano internacional, además, en momentos en que bajo su mandato Costa Rica ocupará la presidencia pro tempore de la CELAC en el año en curso y participará luego de la Troika durante el año siguiente, es de importancia esencial, incluso para los esfuerzos que desde Puerto Rico se llevan a cabo para el ejercicio de su derecho a la libre determinación e independencia, el compromiso hecho por Luis Guillermo Solís al indicar su ¨adhesión a los principios del derecho internacional, de la autodeterminación de los pueblos, del respeto a los derechos humanos y todo lo que conlleva la adopción de un modelo conocido por mucha gente en Costa Rica. Y en segundo Lugar, una persona dispuesta a construir, desde los diferentes espacios culturales donde participe, unos entendimientos al interior de los países y entre ellos que garanticen la armonía y el desarrollo con justicia que aspiramos todas y todos.¨
El próximo 4 de mayo se encuentran pautadas las elecciones en Panamá, otro país centroamericano, en el cual los modelos neoliberales y los que propugnan por una mayor justicia social, se debaten en cada período electoral. En ellas se escogerá un nuevo Presidente, Vicepresidente, 20 diputados al Parlamento Centroamericano, 71 diputados a la Asamblea Nacional, 77 alcaldes, 648 representantes de corregimiento y 7 concejales con sus respectivos suplentes. Concurren a las elecciones el oficialista partido Cambio Democrático, el Partido Revolucionario Democrático, el Partido Panameñista, el Frente Amplio por la Democracia y cuatro candidatos independientes. Se perfilan hasta el presente, como los candidatos con mayores posibilidades, José Domingo Arias por el derechista Partido Cambio Democrático del actual presidente Ricardo Martinelli; y Juan Carlos Navarro, del socialdemócrata Partido Revolucionario Democrático. Para los latinoamericanos y caribeños es fundamental el seguimiento a los procesos electorales de nuestros pueblos hermanos, donde hoy por hoy, es a través de ellos que se sigue debatiendo su futuro y el de sus respectivas sociedades. Los tiempos favorecen al cambio, a la solidaridad y a la integración latinoamericana. Los instrumentos electorales en América Latina forman parte de las herramientas a través de las cuales se impulsan los mismos.
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