Escrito por Alejandro Torres Rivera / MINH
A medida que avanzan los días, se reproduce en diferentes sectores de opinión la interrogante sobre si se producirá o no una segunda intervención militar internacional en Iraq. Si se produce la misma, ¿será del mismo tipo que aquella encabezada por Estados Unidos hace poco más de una década?
¿Puede decirse sin lugar a dudas que la intervención de Estados Unidos en dicho país cesó luego del anuncio del gobierno de Estados Unidos en diciembre de 2011 sobre el retiro de la presencia de sus tropas de combate en este país del Medio Oriente? ¿Cuáles son los nuevos paradigmas o coordenadas de esta nueva situación en Iraq?
A raíz del anuncio emitido por el presidente Barack Obama de que Estados Unidos estaría llegando al final de su presencia en Iraq para el 31 de diciembre de 2011, mencionábamos en un artículo titulado Una vez más el fin de la guerra de Estados Unidos contra Iraq, que sacar sus tropas de este país no era ¨sinónimo de una retirada militar¨. Señalábamos entonces que detrás de la intervención de dicho país, quedarían ¨las compañías multinacionales, aquellas que se han apoderado de los recursos naturales del país con miles de contratistas que, tras la fachada de empleos civiles, realmente constituyen un ejército de mercenarios privatizadores de la guerra. Serán precisamente éstos, los que realmente en adelante, sostengan el dominio imperialista con el apoyo de un gobierno dispuesto a empeñar la soberanía nacional, de la cual alguna vez fue orgulloso un pueblo frente a la agresión de su país en esta guerra imperial.¨
Al formular tales expresiones no pensábamos que poco más de tres años después, estuviéramos observando la situación surgida en la porción occidental de Iraq por parte del Ejército Islamista de Iraq y Levante (EIIS), junto con el levantamiento habido por parte de fuerzas insurgente afines en la porción oriental de Siria con el Frente de Al Nusra. La contigüidad de ambos extremos territoriales constituyen hoy la base para el surgimiento del califato denominado Estado Islámico de Iraq (EII). Según indica Mohamed Siali en un artículo publicado en www.lavanguardia.com, se trata de un califato, que pretende abarcar desde la provincia siria de Allepo hasta la iraquí de Diyala. Su líder, Ibrahim Ibn Awad, también conocido como Abu Bakr al Bagdadi, se considera ¨el imán y califa para todos los musulmanes en todo el mundo¨. Su propósito, indica, es aplicar en el territorio la ley islámica o sharia, y llevar a cabo la guerra santa o yihad más allá de esa zona. En sus declaraciones recientes, Abu Bakr al Bagdadi ha hecho un llamado a los musulmanes a lo largo del mundo a emigrar al nuevo califato y establecerse allí.
El desarrollo de los combates y el control de cada vez de mayores porciones del territorio iraquí por los combatientes del EIIL ha llevado a Estados Unidos, al propio gobierno de Iraq de orientación chiita, e incluso al gobierno de la República Islámica de Irán, también de orientación chiita, a replantearse sus opciones. Mientras por una parte Estados Unidos ha enviado nuevamente cientos de soldados de fuerzas especiales a Iraq con el propósito de servir de asesores a las fuerzas armadas de Iraq en la organización de una contraofensiva militar contra las fuerzas insurgentes; a asumir el control de la seguridad del aeropuerto de Bagdad y la protección de la Embajada de Estados Unidos y a comprometer el apoyo logístico y de inteligencia al gobierno de Nuri al-Malaki mientras despacha helicópteros de combate y aviación en apoyo de las operaciones militares contra el EIIL; por su parte, el gobierno de la República Islámica de Irán, sobre quien Estados Unidos mantiene una política de hostilidad y la considera unos de los llamados ¨ejes del mal¨ en la región, igualmente ha salido en defensa y apoyo al gobierno de sus vecino país Iraq. Tal parecería que está aplicándose a la situación en el terreno la frase ¨el enemigo de mi enemigo es mi amigo.¨
Como parte del llamado el gobierno chiita encabezado por el presidente al-Malaki a formar unidades de voluntarios chiitas para enfrentar las fuerzas suníes del EIIL y frenar su ofensiva sobre Bagdad, despachos emitidos en Londres por www.lavanguardia.com, recopilados de por el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos del Reino Unido (IIEE), dan nota de que la República Islámica de Irán se encuentra dotando al gobierno iraquí de cazabombarderos modelo Sukhoi 25 (SU-25) operados en Irán por la Guardia Revolucionaria. Otros cinco aviones de esta clase, indica el EEII, fueron enviados por la Federación Rusa al Iraq. Si bien el gobierno iraní ha afirmado hasta el presente que no proveerá personal militar de combate en apoyo al gobierno de Iraq, sí ha puesto a disposición de su gobierno aquel armamento necesario para enfrentar la ofensiva del EIIL. A tales efectos, el presidente iraní, Hassan Rouhani declaró recientemente en relación al tema de la seguridad en la región: ¨Ningún Estado se beneficiará de la propagación del extremismo, la violencia o la interferencia en los asuntos internos de otros.¨
Entre los medios aéreos utilizados por Estados Unidos se encuentran los llamados ¨drones¨, que son aviones no tripulados que utilizados por dicho país en su llamada ¨guerra contra el terrorismo¨, particularmente en Yemen, Afganistán y Paquistán. El personal militar desplegado por Estados Unidos en tierra asciende oficialmente en estos momentos a 750 efectivos. No obstante, a estos se deben sumar los cientos de efectivos armados civiles que quedaron en Iraq tras la retirada del personal militar de combate de Estados Unidos y otros países trabajando como subcontratistas privados en labores asociadas con la seguridad. Recordemos cómo el caso de Iraq ha sido ilustrativo del nuevo modelo de privatización de la guerra por parte de Estados Unidos a través de mercenarios contratados en la prestación de servicios de seguridad y protección de empresas multinacionales que tras la guerra y la ocupación del país se fueron quedando con parte de las empresas petroleras y de otra naturaleza establecidas en Iraq.
Videos dados a la publicidad por los combatientes del EIIL muestran los equipos motorizados y otro tipo de armamento y medios de combate de fabricación estadounidense ocupados o abandonados tras la huida de tropas iraquíes ante el avance de los insurgentes.
De gran preocupación resulta para el gobierno iraquí la utilización por parte del EIIL de la estrategia planificada pero no ejecutada por Saddan Hussein ante un avance sobre el terreno de las tropas estadounidenses durante su invasión a Iraq, consistente en destruir las represas que contienen las aguas de los ríos Tigris y Éufrates. Tal estrategia, además de la pérdida del preciado líquido en la región, crearía un gran desastre económico, así como la destrucción de canales, represas, drenajes y plantas de desalinización de agua. El control de este recurso colocaría, además, las ciudades del sur de Iraq, de su capital Bagdad y otras regiones en grave peligro como resultado de cientos de millas cuadradas de terrenos que quedarían anegados por el agua. Otro efecto que provocaría el control de las represas por parte de los combatientes del EIIL sería la electricidad, sobre todo en un país donde actualmente el 30% del suministro eléctrico proviene de fuente hidrológicas.
Sobre el particular, ya los efectos comienzan a sentirse, de un lado, con el corte del suministro de agua en algunas cuencas hidrológicas, afectando ciudades como Karbala, Najaf, Babilonia y Nasiriyah; mientras en otros lugares, como el pueblo de Abu Gharib, se han provocado inundaciones dejando miles de familias sin sus hogares.
Mientras se desarrollan las operaciones militares, en Bagdad, las contradicciones entre los grupos políticos han impedido un acuerdo político empujado con fuerza por Estados Unidos para seleccionar un nuevo gobierno de coalición. De acuerdo con Martin Chulov, corresponsal en Bagdad del periódico británico The Guardian, la constitución vigente establece que la posición de Primer Ministro en Iraq le corresponde a un parlamentario chiita; la posición de Portavoz del parlamento le corresponde a un parlamentario suní; mientras que la posición de presidente del cuerpo le corresponde a un kurdo. Dentro del debate de la discusión sobre si se formará o no un nuevo gobierno, el dirigente del gobierno autónomo regional kurdo, Massoud Barzani, ha señalando que ya Iraq se encuentra dividido. Barzani ha manifestado su intención de llevar a cabo una consulta en los próximos meses, tomando como punto de partida el derecho del Kurdistán a su independencia, Con ello persigue lograr la secesión de las provincias kurdas al norte de Iraq, formando así en dicha zona un Estado independiente.
Tales afirmaciones, que anticipan otro foco de tensión en el futuro de Iraq han sido rechazadas por el gobierno de al-Malaki. Los intentos de los kurdos de ejercer la secesión en Iraq tienen también la posibilidad de potenciar el mismo tipo de reclamo en las provincias kurdas que gozan de autonomía en Siria; y claro está, la conformación de un Estado kurdo en la zona, definitivamente impactará la situación de las zonas pobladas por los kurdos en la vecina Turquía.
De acuerdo con Chulov, ya en el norte de Iraq la bandera de este país dejó de flotar siendo sustituida por la bandera kurda. Si bien en esta etapa del proceso, los kurdos enfrentan los insurgentes del EIIL y, en consecuencia aparentan ser aliados del gobierno iraquí, lo cierto es que en este proceso los kurdos tienen también su propia agenda de independencia, separada de lo que pueda ser el resultado de un triunfo del gobierno iraquí en la contienda.
El gobierno de Iraq se debate hoy dentro del marco de una gran fragilidad. Se indica que a diferencia del uso que Estados Unidos pudo darle durante la invasión de Iraq a los misiles cruceros disparados desde buques y submarinos localizados en el Mar Mediterráneo y el Golfo Pérsico contra objetivos en las ciudades de Iraq; o de la utilización de aviación militar estratégica y táctica contra objetivos fijos en tierra, el uso de tales medios se dificulta en el caso de las milicias de EIIL dada su dispersión y gran movilidad sobre el terreno. Esta situación podría llevar a incrementar la cantidad de soldados estadounidense en tierra. A pesar de ello, se informó que el Portaviones George W. Bush quien fue desplazado al Mar Arábigo junto con su grupo de combate durante el mes de febrero, ha recibido órdenes de desplazarse al Golfo Pérsico. Entre los componentes navales que acompañan los grupos de combate encabezados por los portaviones, se incluyen buques de apoyo, cruceros, destructores, dos submarinos nucleares y un componente anfibio, equivalente a un batallón de la infantería de marina, con todo su equipo y dotación. Se indica que ya ha zarpado hacia la zona, junto al portaviones, el crucero con misiles dirigidos USS Mar de Filipinas y el destructor USS Truxtun. Estos medios navales asumirían la responsabilidad de apoyo a cualquier situación adicional que en lo inmediato surgiera en Iraq ante el avance del EIIL.
La precariedad del gobierno de al-Malaki sin un apoyo directo de Estados Unidos y de otros estados políticos de la región, dentro de los cuales necesariamente habría que incluir también dadas las circunstancias a la República Islámica de Irán, junto a la renuencia demostrada hasta ahora por vía de la omisión en sus declaraciones públicas por parte de países que antes formaron parte de la coalición de la OTAN en Iraq de asumir un rol activo en el conflicto, presenta un perfil distinto a lo que fueron la operaciones desarrolladas en Iraq contra el gobierno de Saddan Hussein.
Incluso en el interior de Estados Unidos, las coordenadas de apoyo a un presidente para una nueva intervención en Iraq luego de la guerra librada por Estados Unidos contra este país, no forma parte hasta el momento del consenso articulado a nivel de los órganos de decisión política ni a nivel de la población, como lamentablemente fue para el propio pueblo estadounidense aquel logrado bajo la administración de George W. Bush.
Iraq sigue siendo un viejo frente de lucha para Estados Unidos. Esta vez, sin embargo, es un frente de guerra que como el ave fénix ha surgido de sus entrañas. Quien siembra vientos, nos dice el refrán, cosecha tempestades. Así suelen ser siempre las consecuencias de las guerras de agresión a un país. En ocasiones, los hijos de los muertos regresan cuando menos se les espera; y al hacerlo, regresan incluso con más odio. Llegan con el propósito de ejercer la venganza contra los asesinos de sus pueblos. Por eso los imperios deberían entender de una vez por todas, que para la humanidad resulta mejor construir un mejor mundo a través de la paz, que conquistar pueblos a sangre y fuego mediante la guerra.
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