Escrito por Alejandro Torres Rivera / MINH
Como relámpago en la noche, corre en los noticiarios internacionales la noticia sobre el incremento de la presencia militar de la Federación Rusa en la República Árabe Socialista de Siria. La Federación Rusa, a través de funcionarios del más alto nivel en su Cancillería, han expresado la intención de formar un frente, lo más amplio posible, basado en el actual ordenamiento internacional para enfrentar al Estado Islámico de Iraq y Levante, conocido por sus siglas en inglés como ISIS, o EIIL por sus siglas en español.
La relación militar de la Federación Rusa con el gobierno sirio precede la formación de esta entidad política. Se remonta a los años de existencia de la extinta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). Si bien la Federación Rusa ha favorecido históricamente una salida negociada al conflicto sirio, oponiéndose desde el Consejo de Seguridad de la ONU a una intervención militar contra el gobierno constitucional que encabeza el presidente Bashar al-Assad; de otro lado ha planteado, ante propuestas hechas en esa dirección por Occidente, que la ruta a seguir debe ser el resultado de un diálogo entre el gobierno y los grupos de oposición donde no se condicione de antemano la salida del presidente sirio del poder. De hecho, la Federación Rusa considera a Bashar al-Assad como el ¨jefe de Estado legítimo¨ de Siria. El resultado de todo diálogo, ha insistido Rusia, ha de ser entre las partes en el conflicto y sin condiciones previas promovidas desde afuera o desde adentro del país.
Desde hace años, la Federación Rusa cuenta con una instalación naval ubicada en la ciudad de Tartus, en el Mar Mediterráneo. Allí se opera un ¨centro de mantenimiento técnico¨. El poco calado del puerto impide a buques de guerra rusos fondear en el puerto, lo que lleva a que los mismos permanezcan en las afueras de la ciudad, aunque lo suficientemente próximos al puerto. De hecho, al presente son varios los buques de guerra y carga rusos fondeados frente a Tartus.
En estos momentos, Rusia se encuentra en pleno proceso de construcción en suelo sirio de otra instalación militar. Esta última ubica en Latakia, también cercana al Mar Mediterráneo y uno de los principales bastiones bajo el control por parte del gobierno sirio en su territorio. Se indica que allí Rusia ha instalado una torre de control aéreo y ubicado facilidades de vivienda prefabricadas en un aeródromo, las cuales serían capaces de acoger y albergar hasta mil efectivos militares. Como parte del involucramiento más reciente de la Federación Rusa en Siria, dicho país ha solicitado de países vecinos a Siria permiso para sobrevolar con aviones de carga sus espacios aéreos como parte del puente aéreo establecido para allegar armamentos a Siria. Se menciona también por medios de prensa como es el periódico británico ¨The Telegraph¨, la presencia de aviones de combate y personal de combate rusos en Siria. Por su parte, en la televisión siria se ha podido apreciar, dentro del marco de una operación militar, la presencia de vehículos blindados de transportación de tropas fabricados en Rusia tipo BTR-8-2a.
De acuerdo con la portavoz rusa de Asuntos Exteriores, María Zajárova, la ayuda militar rusa al gobierno sirio se da ¨de acuerdo con contratos bilaterales basados en el Derecho Internacional¨, los cuales no solo proveen para la venta de equipos y pertrechos militares, sino también, para su mantenimiento y adiestramiento en cuanto a su operación y manejo. A tales efectos, el Vice Ministro de Relaciones Exteriores ruso, Mijail Bogdánov, señaló que los socios de Rusia en materia de contratos sobre armamentos, ¨necesitan ayuda, sugerencias e instrucción.¨ Tal ofrecimiento lo llevan a cabo especialistas rusos.
Ha llamado la atención de la prensa occidental que entre el nuevo armamento suministrado por la Federación Rusa a Siria se haya incluido sistemas avanzados antiaéreos ¨Pantsir S1¨. Estos equipos operarían como un detente a otros ataques como los llevados a cabo en el mes de mayo por parte de Israel dentro del territorio sirio. En estos la aviación la aviación israelí utilizó como subterfugio que se trataba de una incursión para impedir el acceso de armamento desde Siria a las milicias de Hezbollah en Líbano. Se indica también que Israel ha llevado a cabo ataques contra posiciones e instalaciones sirias dentro de su territorio.
La prensa internacional también da cuenta de la llegada a Siria de tanques T-90 y artillería para el desarrollo de operaciones en tierra, aunque hasta el presente no se ha documentado la llegada de helicópteros artillados o aviones de combate, lo que a su vez no presupone que no estén ya en suelo sirio. A lo anterior puede sumarse el apoyo que significa para Siria que la Federación Rusa haya puesto a su disposición importante información de inteligencia sobre ISIS recopilada a través de sus sistemas de satélite y mediante otras vías convencionales.
Ciertamente, este apoyo ruso al pueblo y al gobierno sirio tiene el potencial de transformar el drama de la guerra que vive el país permitiéndole pasar de una etapa de defensiva estratégica a una de ofensiva táctica, e incluso a una ofensiva estratégica dada la superioridad en medios militares y armamentos.
Algunos gobiernos de Occidente, como es el caso de Estados Unidos, han señalado que el apoyo militar de la Federación Rusa a Siria es responsable por la ola de refugiados en Europa. Esta premisa ha sido desmentida por el presidente ruso, Vladimir Putin, indicando que si Rusia no hubiera prestado su apoyo a Siria, ¨la situación en ese país sería peor que en Libia, y el flujo de refugiados sería aún mayor.¨ De hecho, el presidente ruso señaló que el problema de los refugiados en Europa, los cuales también provienen de países como Libia, Iraq, Yemen y Afganistán, por solo mencionar algunos, nada tiene que ver con la situación en Siria. Los responsables de los conflictos en estos Estados son precisamente Estados Unidos y la Unión Europea, que son los países que han desatado en ellos los conflictos militares que a lo largo de más de una década hemos observado.
Para Putin, el reforzamiento de la capacidad militar de Siria para enfrentar de manera más efectiva al ISIS tiene también implicaciones estratégicas que inciden en la seguridad de la Federación Rusa y la correlación de fuerzas en la región. Es también un mecanismo para impedir que ISIS, como ha señalado Putin, pueda propagar ¨sus actividades a Europa, Rusia, a Asia Central y al Sudeste de Asia.¨ El presidente ruso señaló recientemente, en el marco de una Cumbre de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva que agrupa a Rusia, Belarus, Armenia, Kazajistán, Tayikistán y Kirguizistán, que precisamente en ISIS miles de combatientes de estas regiones, entre las cuales también se encuentran algunas ex repúblicas de la antigua Unión Soviética, reciben entrenamiento militar e instrucción ideológica.
De hecho, la postura de Occidente en contra del gobierno sirio comienza a dar algunas muestras de cambio. El presidente francés, François Hollande, reconoció recientemente que la solución al conflicto en Siria ha de ser una ¨política¨, destacando el papel que en la búsqueda de una solución que le corresponde tanto a la Federación Rusa como a Ia República Islámica de Irán. En estos momentos Irán brinda apoyo al gobierno chiita de su vecina Iraq frente a la amenaza que representa la presencia de ISIS en la porción occidental y norte de este país. Allí el gobierno de Irán ha desplegado efectivos militares para la lucha contra ISIS, al igual que brinda su apoyo a las milicias kurdas que en el norte del territorio iraquí mantienen, como también lo hacen los kurdos en Siria, su lucha contra el ISIS.
Antes de desatarse este conflicto hace cinco años, la República Socialista Árabe Siria era un país de paz donde convivían alrededor de 21 millones de sirios. Con una de las civilizaciones más antiguas del planeta en que convivimos, la cual se retrotrae en la historia hasta 10 mil años, Siria era un Estado que se definía políticamente como socialista, aunque confesionalmente es y era musulmán. La mayoría de los musulmanes en Siria corresponden a la corriente de la fe islámica suní, aunque también allí conviven alauitas, ismaelíes y chiitas. También se encuentran cristianos, en su mayoría ortodoxos griegos o armenios; una variante de la corriente musulmana que denominada ¨drusos¨; y una porción mucho más pequeña de judíos. El presidente sirio es alauita, lo que no ha impedido que desde el punto de vista confesional, siendo una corriente musulmana minoritaria, haya gobernado sin mayores conflictos religiosos el país.
Siria es una república desde 1963. Es un Estado miembro de la Organización de las Naciones Unidas y de la Liga Árabe. Allí rige un estado de derecho refrendado por una Constitución, hoy vigente desde 1973. Sus ramas de gobierno, como es el caso de muchos países, incluye la Rama Ejecutiva, la Rama Legislativa y una Rama Judicial. Sus órganos legislativos lo integran la Asamblea del Pueblo y los Consejos de Administración Local, donde la agrupación política que gobierna es el Frente Nacional Progresista, el cual lo integran seis organizaciones políticas de las cuales la hegemónica o mayoritaria es el Partido Árabe Socialista Bass (Partido del Renacimiento Árabe) o el Baaz. Desde el año 2000, Bashar al-Assad ha sido el presidente reelecto de Siria.
La guerra impuesta a Siria por Occidente, sin embargo, ha costado ya 250 mil vidas, 4 millones de refugiados y 11 millones de desplazados. La guerra ha conllevado, además, importantes pérdidas materiales, junto a la destrucción de importantes riquezas históricas y arqueológicas patrimonio de la Humanidad.
No hay que ser sirio para demostrar solidaridad con un pueblo que hoy es brutalmente golpeado, atacado, invadido y violentada su soberanía nacional por parte de potencias extranjeras. No hay que ser sirio para denunciar los atropellos cometidos contra su población. No hay que ser sirio para rechazar las barbaridades que a nombre de la religión musulmana comete ISIS a diario contra aquellos y aquellas que sencillamente expresan su fe a través de otras religiones e incluso corrientes dentro de la fe islámica. No hay que ser sirio para reclamar que aquellos Estados hoy responsables de la matanza que a diario sufre Siria, asuman la responsabilidad por sus acciones, entre ellas, acogiendo a los desplazados y refugiados como resultado del conflicto.
Hace ya muchos años, un dirigente político que inspiró una de las revoluciones más importantes en el Siglo XX gracias a la cual hoy su país despunta entre otros Estados políticos del Siglo XXI, señalaba que existen ¨guerras justas¨ y ¨guerras injustas¨. En sus señalamientos, Mao Zedong distinguía entre las guerras imperialistas y aquellas dirigidas al despojo de los pueblos; de aquellas dirigidas a lograr por parte de los pueblos su independencia, el respeto a su soberanía nacional y a la liberación nacional.
La guerra que hoy libra el pueblo sirio es una por la defensa de su soberanía nacional; es una guerra contra la intervención imperial y por la paz. Por eso es una guerra justa; una lucha que merece nuestro respeto y solidaridad.
Podemos estar o no de acuerdo con el estado normativo prevaleciente en Siria; de acuerdo o no con su sistema de gobierno; e incluso, podemos estar de acuerdo o no con el carácter confesional de dicho Estado. Lo que no podemos hacer es pretender que todo cambio en Siria tenga que ser hecho desde afuera, con imposiciones, con falsos motivos, a la imagen y semejanza de Occidente; y sobre todo, a base de la desgracia para su población. Siria merece la paz, pero ha de ser aquella lograble sin intervención extranjera en su territorio. Para ello, primero Siria debe triunfar en sus esfuerzos por derrotar al Estado Islámico, derrotar la intervención extranjera y lograr entre ellos, sin interferencia exterior, un verdadero proceso de reconciliación nacional.
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